Revista AméricaEconomía.-
La reciente paralización del proyecto minero Pascua Lama y del termoeléctrico Punta Alcalde tiene nerviosos a otros empresarios que temen el mismo destino para sus proyectos. Una suma de factores se ha conjugado para que la dimensión ambiental de los proyectos adquiera cada vez mayor relevancia en su ejecución.
Hoy la normativa en esta materia contempla multas más altas que antes, al punto que pueden liquidar a una empresa, entre otras atribuciones adicionales. A ello se suma la gran cantidad de permisos obligatorios y la necesidad de cumplir estándares ambientales –muchas veces más allá de la ley- que ahora exigen los financistas, como el Banco Mundial.
Cuando el ingeniero Gonzalo Asencio trabajaba en el desarrollo del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental Electrónico en el entonces Conama, detectó que este tema sólo adquiriría más importancia con el tiempo, y cuando formó su propia empresas de soluciones ambientales especializadas en 2007, Gisma, se abocó en crear un software que pudiera soportar y manejar todas sus variables, buscando adelantarse a sus necesidades.
Así nació en 2010 la herramienta Sigea. “La cantidad de permisos y de información que hoy hay que manejar no lo aguanta una planilla Excel”, dice el ahora gerente general de Gisma, Gonzalo Asencio. El uso de las Tecnologías de Información en Chile es todavía bajo en materia ambiental. “Mientras en finanzas las empresas andan en naves espaciales, en medio ambiente andan como en las cavernas”.
El software realiza tareas como avisar los compromisos que hay que cumplir en las próximas semanas, los informes que hay que enviar mensualmente, los monitoreos que hay que manejar, entrega alarmas y dice los indicadores, explica Asencio. “La información operacional que genera sirve para saber desde cuál es tu nivel general de cumplimiento, hasta para generar indicadores clave de desempeño”.
Si bien Gisma fue pionero en esto, saben que camarón que se duerme… Por eso, están trabajando en integrar el componente social y después financiero en la herramienta. “De esta forma completaríamos los tres pilares que componen la sustentabilidad”, dice Asencio.
Además del perfeccionamiento constante de la herramienta, están buscando clientes en otros países y Perú podría ser la siguiente parada. El año pasado viajaron a ese país y tras realizar contactos con posibles clientes y asesores en materias complementarias, concluyeron que hay tierra fértil para su negocio. «Desde el viaje nos han llamado tres empresas. El módulo de permisos es el que más atrae porque es más innovador, y no hay muchas alternativas a nivel internacional”, dice Asencio.
La decisión de internacionalizarse también tiene que ver con que muchos de sus clientes tienen operaciones fuera de Chile. Hoy trabajan con cinco mineras, entre ellas las más grandes, como Codelo, el Ministerio Minería y el de Obras Públicas. En lo inmediato Gisma está a punto de lanzar en Sigea en inglés.
Pero también hay conciencia de que si bien hoy lo medioambiental es el gran tema de las empresas de mayor tamaño, será cada vez más gravitante para las Pymes, y por ello, están adaptando la herramienta para la realidad de la mediana empresa. “Hoy con las grandes trabajamos el software a pedido y eso tiene su costo. Una herramienta estandarizada será más accesible para las más chicas”, dice su creador.