Paula Nuñez, Pulso.-Cada vez son más las empresas que sostienen tener un relacionamiento temprano con comunidades al desarrollar proyectos. Sin embargo, también son muchas las comunidades que señalan a estos vínculos como falsos, porque si bien se les cuenta lo que se hará, no tienen injerencia a la hora de tomar las decisiones, una visión que poco a poco empieza a cambiar en nuestro país.
Freirina y Pascua Lama son sólo dos casos de una lista en que la comunidad ha tenido un rol activo y determinante a la hora de frenar proyectos que terminan generando grandes pérdidas. “Las empresas aún están en una fase muy reactiva y sólo aquellas organizaciones con grandes montos de inversión, que en el último año han sufrido paralizaciones o aquellas que han visto a su competencia frenar proyectos por la misma comunidad, son las que están haciendo algún giro”, dice Beatriz Calderón, directora de investigación y desarrollo de GovernArt, un think tank que da asesorías relacionales. Señala que una de las grandes barreras que hoy enfrentan las empresas tiene que ver con el escepticismo por parte de las comunidades, que se basa en una trayectoria donde las comunidades no han sido vistas como aliados estratégicos de las organizaciones.
“Muchas de las empresas se han visto obligadas a lidiar con comunidades porque la evaluación de impacto ambiental así lo requiere. Pero en varios casos no ha habido un interés genuino. Eso se traduce en la forma en que se han relacionado con las comunidades, casi siendo parte de un check list”, enfatiza.
Juan Pedro Pinochet, gerente general de Gestión Social, consultora especializada en responsabilidad social, coincide con esta visión. “Muy pocas lo desarrollan de verdad, siento que en la mayor parte de los casos se trata sólo de cumplir con el reglamento ambiental. Las empresas hoy tienen que tener claro que la realidad cambió y que las comunidades son determinantes para su éxito”, dice Pinochet.
De acuerdo a los expertos, la dedicación de recursos y tiempo a las comunidades tiene que ser vista como una inversión de largo plazo, donde hay que identificar a los actores clave, el impacto del proyecto en el lugar en que se emplaza. Estableciendo mecanismos de diálogo parte como un proceso interno. “La empresa tiene que internalizar que al incorporar a la comunidad incluso tiene que hacer modificaciones de tipo ingenieril o diseño de proyectos”, expresa Pinochet. Él enfatiza en que una vez que una empresa abre el espacio al diálogo, tiene que tener presente que es una instancia que no puede cerrar, a menos que esté dispuesto a tener una pérdida reputacional importante.
Política corporativa
¿Pero quién debe llevar el liderazgo de este diálogo?
Calderón señala que debe ser alguien con un cargo relevante al interior de la organización, teniendo facultades de decisión. Sin embargo, Alex Godoy, director del magíster en gestión de la sustentabilidad de la UDD, señala que la decisión tiene que provenir de los gobiernos corporativos “tiene que ver con una forma de hacer negocios. Mientras mayor internalización exista de la importancia que tiene el trato con comunidades, será mejor para la compañía. Tiene que tratarse de trabajo en el tiempo. Si está sujeto a una gerencia o persona determinada y ocurre un cambio o sale esa persona de la empresa puede haber retroceso en el diálogo, cosa que no ocurre si es que se trabaja a nivel de gobiernos corporativos”, señala Godoy.
¿Por qué entablar relaciones?
En la mayor parte de los casos, la fuerza laboral de un proyecto está directamente relacionada con el lugar en que se emplaza. Por lo que es importante construir relaciones con la gente uno a uno si quiere que se involucren en su grupo u organización.
Otro punto tiene que ver con generar alianzas estratégicos. Mientras más vínculo se genere con integrantes de la comunidad, mayor es la probabilidad de obtener el apoyo de la gente fuera de nuestras organizaciones para la concreción de ésta. “Así se genera una corresponsabilidad”, dice Pinochet. Una vez que la organización se ha planteado tener el factor comunidad como uno de los pilares estratégicos.
¿Cómo hacerlo?
“A pesar de que existe un sinfín de manuales y escritos al respecto, es imprudente pensar que existe un paso a paso. Con las comunidades pesan muchos factores que condicionan el diálogo”, dice Calderón.
Relación temprana
A menudo, la construcción de relaciones es uno de los pilares que debe estar establecido de forma clara a la hora de aspirar a desarrollar un proyecto. Mientras más grande sea el proyecto, mayor profundidad debiera tener el trabajo con los habitantes en que se emplaza el negocio. Pero a la hora de planificar un proyecto ya no basta con establecer cuánto tiempo durará su construcción ni los activos que se generan a partir de la manufactura.
Varios son los expertos que estiman que es muy importante incluir en el periodo de construcción, el tiempo estimado en establecer diálogo y relacionamiento con el fin de tener vínculos de confianza con las personas. De no trabajar en ello, suelen aparecer barreras al negocio. Dañando no sólo los plazos acordados, sino también la inversión e incluso la reputación de una organización.
A pesar que la modificación de proyectos implica inversiones monetarias, las relaciones con la comunidad no pueden estar basadas en el dinero “porque finalmente lo único que hace es comprar tiempo, pero no soluciona los temas de raíz”, dice Pinochet. “Cuando la relación está basada en regalos, pero como fábrica sigo contaminando el agua, se trata de vínculos que no son sostenibles en el tiempo”.